Entrevista a Pablo Vela de Marco, Delegado diocesano de Pastoral de la Infancia y Juventud
En la última publicación de la revista del Obispado de Segorbe-Castellón aparece una entrevista del P. Pablo Vela, de la 7ª comunidad neocatecumenal de nuestra parroquia, ordenado hace un año y nombrado recientemente Delegado diocesano. A continuación transcribimos la entrevista:
Pablo Vela (Barcelona, 1981) es joven. Lo es por su sacerdocio y por su entusiasmo. Fue ordenado el 14 de mayo del 2011, y desde entonces está al servicio de la parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Benicassim. Ahí ha llevado los grupos de confirmación y de jóvenes, y hace dos semanas ha comenzado el de post-confirmación. Ahora asume el encargo de la pastoral de la infancia y juventud convencido que la meta es Cristo.
– ¿En qué sigue siendo atractiva la fe cristiana para los jóvenes?
– El punto de partida es que la fe nace del encuentro con Jesucristo y que es un don gratuito de Dios. El corazón de todo hombre, inclusive el de los jóvenes, necesita dar respuesta al drama del corazón: “el querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo; No es el bien que se me presenta, sino el mal”, como dice san Pablo. El joven de hoy desea ser libre, y esta libertad solo se la puede dar Jesucristo, porque la libertad nace del sentirse amado en su verdad.
– Sin embargo, ¿por qué hay muchos que, en Occidente, la consideran anticuada y poco interesante?
– Porque les han vendido que la fe es ser buenos o intentar ser mejores. En cambio el cristianismo es algo bello y gratuito de Dios. Ser cristiano es ser testigo de que Dios hace nuevas todas las cosas, hace bellas todas las cosas, elevándolas a la dimensión del nuevo amor.
– Siendo la misma fe, ¿qué métodos y formas son más adecuados para los jóvenes?
– Los métodos a seguir deben ser atrayentes y donde se pueda contemplar la verdadera belleza de Jesucristo. Los métodos no deben filtrar o oscurecer la figura de Cristo, ya que sino solo acercaría los jóvenes a nuestras personas y no a la verdadera fuente de la vida, que es Jesucristo.
– ¿Qué herencia queda de la JMJ del año pasado en Madrid? ¿Cómo gestionarla?
– La herencia de la JMJ es el ver que Cristo todavía mueve el corazón de los jóvenes. Para la Diócesis fue una revolución en muchas parroquias. Muchos jóvenes han vuelto a la Iglesia a raíz de estas jornadas. Ahora hay que seguir dándoles la palabra de esperanza y de fe que recibieron en ella.
– ¿Qué grandes líneas de trabajo guiarán la Delegación Diocesana?
– En un principio nos sentaremos con el anterior equipo de la delegación para evaluar lo realizado, e intentaremos discernir por donde el Señor nos quiere sorprender. Veo que el Señor quiere ayudar a los jóvenes desde una realidad existencial: no quiere que entremos solo en la dimensión sentimental del joven, sino que lo amemos y ayudemos en su totalidad.