Jose Marín es admitido a las Sagradas Órdenes

Tenemos la feliz noticia de que nuestro hermano Jose Marín, miembro de la 6ªcomunidad de la parroquia, ha sido admitido finalmente a las Sagradas Órdenes del Diaconado y presbiterado, después del escrute realizado la semana pasada junto con varios seminaristas de su Seminario, el Redemptoris Mater de Haarlem-Amsterdam, donde se está formando desde septiembre de 2004, cuando fue enviado por sorteo después de una convivencia internacional de candidatos al presbiterado.

Acabado el tiempo de adaptación con la lengua, y de estudio de la filosofía y teología que ha superado con éxito y buena nota,  se encuentra desde hace un año en el tiempo de misión como itinerante en la ciudad alemana de Osnabrück, ayudando a un sacerdote polaco con varias familias en una misión ‘ad gentes’ para la nueva evangelización.

Si todo va según lo previsto el próximo 10 de noviembre 2012 será la ordenación diaconal de manos del Obispo Mons. Puntm, y para el mes de junio de 2013 la ordenación Presbiteral.

Jose Marín en Roma

Experiencia de José Marín

Soy José, de la sexta comunidad de Santa Juaquina de Vedruna. Tengo 32 años y soy seminarista diocesano misionero para la diocesis de Haarlem-Amsterdam, Holanda en el seminario misionero Redemptoris Mater del Camino Neocatecumenal desde hace ya 8 años. En estos momentos, como parte conclusiva de mi formación, realizo un periodo de experiencia práctica llamado “Itinerancia”, en Osnabrück, Alemania, acompañando a un presbítero misionero Capuchino designado para la Nueva Evangelización.

La vocación a seguir a Cristo como presbítero la descubrí gracias a la vivencia de la fe en mi comunidad donde después de diferentes acontecimientos, entre los cuales una relación seria con una chica que casi llega al matrimonio, el Señor me ha ayudado a discernir cual es su voluntad sobre mi, en la cual sin duda encuentro la felicidad.

Dios ha hecho muchos milagros hasta el día de hoy, que si me los cuentan años atrás no lo hubiera creído. El mismo hecho de abandonar una vida cómoda y estable en mi propio país para ir a un lugar con costumbres, cultura, clima y lenguas totalmente diferentes, era algo impensable para mi. Dios me ha regalado el valor de afrontar todos los inconvenientes dando signos claros de su presencia en todos ellos.

Estoy muy agradecido a Dios, después de estos 8 años de seminario, de todo lo que me hace ver y descubrir, no solo de su amor hacia mi y hacia todos los hombres, sino también de mi realidad, que en definitiva se puede resumir en un: Sin ti, Señor, no soy nada. Dios me esta guiando y enseñando a vivir para una misión universal, en donde el presbítero llega a ser la imagen de Cristo, enviado para todos los hombres como un hombre entre los hombres, que esta destinado a acercar a todos al Padre.

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