El pasado domingo, 2 de diciembre, nació la 19ª comunidad neocatecumenal de la parroquia carmelita de Santa Joaquina de Vedruna, tras la realización durante los meses de octubre y noviembre de unas catequesis de adultos cuyo fundamento es el Kerygma, y que son el punto de partida de este itinerario de formación católica que es el Camino Neocatecumenal y que celebró además este año su 50 aniversario con un encuentro en mayo con el Papa Francisco donde expresó: ‘vuestro carisma es un gran don de Dios para la Iglesia de nuestro tiempo‘. En estas catequesis pudimos contar además con la presencia del Obispo Auxiliar Mons. Antoni Vadell, que presidió la ‘celebración de la Entrega de la Biblia’ a los que estaban asistiendo a las catequesis, una celebración litúrgica centrada en la Palabra de Dios, uno de los pilares de la vida cristiana, y con un rito en el que se recibe de manos del Obispo la Escritura, en representación de la Iglesia, que se convertirá para el catecúmeno en una Palabra viva, como nos recuerda el salmo 118: ‘lámpara para mis pasos’.
Esta nueva comunidad, formada por unos 50 hermanos, de diferentes edades, procedencias, estudios, realidades de vida y donde muchos eran alejados de la Iglesia y habían abandonado la práctica de la fe, comenzarán esta andadura que S. Juan Pablo II definió como una iniciación cristiana de adultos, a imagen del Catecumenado de la Iglesia primitiva, y se incorporarán a la gran realidad comunitaria de Santa Joaquina de Vedruna, una parroquia evangelizada y evangelizadora, formada hoy por 19 comunidades, donde viven la fe casi 900 adultos, entre ellos un 40% de jóvenes entre 14 y 30 años, y de dónde han salido ya 19 familias a la misión con sus hijos, anunciando el Evangelio en lugares tan remotos como la provincia del Yukón en Canadá (junto a Alaska), Ecuador o Angola, y pasando por los antiguos países de la Unión Soviética, Letonia, Estonia, Lituania, así como numerosas vocaciones al presbiterado y a la vida consagrada.
Esta nueva realidad de parroquia del tercer milenio fue auspiciada y promovida ya por San Juan Pablo II, que visitando numerosas parroquias de Roma, el 31 de enero de 1988, en la visita a la parroquia de Santa Maria Goretti indicó: Hay una manera, pienso, de reconstruir la parroquia basándose sobre la experiencia neocatecumenal’ y posteriormente en su Exhortación Apostólica Post-sinodal ‘Iglesia en América’ en 1999 afirmaba: ‘la parroquia tiene que seguir siendo primariamente comunidad eucarística y lugar de la iniciación cristiana, de la educación y la celebración de la fe, abiertas a la diversidad de carismas y servicios. La parroquia como comunidad de comunidades y movimientos. Una institución parroquial así renovada es una gran esperanza’.
También Joseph Ratzinger, cuando era Prefecto de la Congregación de la fe, en el libro-entrevista ‘La sal de la Tierra’ expresaba: ‘tiene razón en decir que es muy necesario un entorno cristiano. No se puede ser cristiano aisladamente; ser cristiano significa formar parte de una comunidad en camino. Por eso debe ser preocupación de la Iglesia crear esas comunidades’.
También el Papa Francisco, en su Exhortación apostólica ‘Envagelii Gaudium’ siguiendo la misma línea de sus predecesores recordaba: ‘A través de todas sus actividades, la parroquia alienta y forma a sus miembros para que sean agentes de evangelización. Es comunidad de comunidades’.
Por último nuestro Cardenal, el Arzobispo Mons. Omella, en la ponencia que realizó recientemente en el X Congreso Teológico Pastoral en el Seminario Diocesano en Cáceres, retomando lo indicado por el Papa Francisco subrayó: ‘La parroquia es comunidad de comunidades. Todos se encuentran y comparten la fe. Todos los estilos tienen cabida’.
Por todo ello es preciso dar gracias a Dios, que, como autor de la fe, es el que nos envía, nos da su mismo Espíritu y nos está esperando en Galilea (Mt. 28,10), imagen de la evangelización en este milenio.
Jacob Bellido Recoder
Equipo catequistas Santa Joaquina de Vedruna
Noticia publicada en el Semanario Cataluña Cristiana
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