Una imagen de lo que es el Adviento nos la encontramos en su Corona
En un mosaico que pinto Pietro Cavallini en Santa María en Trastevere se ven a dos muchachas con lámparas encendidas y otras dos con ellas apagadas. Estas mujeres están en torno al trono de Jesús-Niño.
Es toda una simbología del tiempo que comienza. Dos de estas mujeres están preparadas para la llegada del esposo, de la luz, y tienen la cera, el aceite, preparada sin embargo nos encontramos que hay otras dos que, por pereza y negligencia, no tienen el candil con aceite.
Con el tiempo de Advientola Iglesiaquiere despertar nuestras conciencias el recuerdo, y la realidad presente, de la encarnación dela Palabra: del cuando, del cómo, del dónde y de su porque.
A la primera pregunta, ¿Cuándo?, el pueblo Judío, el pueblo elegido, llevaba ni más ni menos que 4000 años esperando la llegada del Mesías. Esta espera nos indica el sentido de cómo debe ser nuestro adviento: un tiempo de esperanza. No sabemos cuando llegara de nuevo Jesús pero estamos seguros de la espera presente y futura de su venida.
De hecho este tiempo litúrgico del que estamos hablando se llama, adviento, es decir advenimiento de un acontecimiento que ha sido pero que a la vez va a ser y va a volver a ser: la llegada del Salvador. Pero también nos señala, el adviento, la característica de este tiempo: preparación.
¿Cómo se prepara el pueblo elegido?, ó, ¿cómo prepara Dios a su pueblo para la llegada del Mesías?, Dios no abandona a su pueblo a una espera sin futuro sino que son muchas las señales que durante esos años les comunica: acontecimientos, profetas, promesas, etc. Hoy, en los textos litúrgicos, también se vislumbran las señales de su promesa.
Por ejemplo, en el Salmo responsorial del primer lunes de adviento se canta (Salmo 121): vamos alegres a la casa del Señor. Es la actitud con la que los pastores, como describe S. Lucas, acuden, después del anuncio del Ángel, al portal de Belén: con alegría. Como el cuarto domingo de Adviento: Gaudete.
Historia
Parece que los comienzos del Adviento se remontan ala Españade fines del siglo IV, según consta por un canon del concilio de Zaragoza celebrado el año 380.
En el resto de Occidente se empieza a celebrar este tiempo a mediados del siglo V. Cuando se exhortaba al pueblo a prepararse para la fiesta de Navidad.
San Máximo de Turín tiene dos sermones de preparación de la navidad. En el sermón 61 dice: Hermanos, aunque yo callara, el tiempo nos advierte que la Navidad de Cristo, el Señor, está cerca, pues la misma brevedad de los días se adelanta a mi predicación. El mundo con sus mismas angustias nos está indicando la inminencia de algo que lo mejorará, y desea, con impaciente espera, que el resplandor de un sol más espléndido ilumine sus tinieblas.
En esos momentos no se ha establecido todavía ni la duración, ni los ejercicios de piedad que deben acompañar este tiempo.
En las capitulaciones de Carlos el Calvo (846), los Obispos le advierten que no debe alejarlos de sus iglesias ni enla Cuaresmani en el Adviento porque en esas fechas tienen el deber de predicar.
Aunque de manera poco clara, en un pasaje de San Gregorio de Tours, el segundo libro dela Historiade los Francos, aparece por primera vez el tiempo y las prácticas que se deben vivir en este tiempo. Los fieles debían ayunar 3 veces por semana desde la fiesta de San Martín hastala Navidad. Erauna cuaresma menos rigurosa. En el concilio de Macón (583) se establecía que, durante este mismo intervalo de tiempo, se ayunara: lunes, miércoles y viernes, y que se celebrara el Sacrificio con el rito de cuaresma. Algunos años antes, en el segundo Concilio de Tours (567), se obligaba a los monjes a ayunar desde principios del mes de diciembre hastala Navidad. Estapráctica penitencial se extendió a los fieles y se le llamo: Cuaresma de San Martín.
Pere poco a poco esta cuaresma se fue relajando hasta convertirse en cuatro semanas. En una carta del Papa San Nicolás I ala Iglesia de Bulgaria se habla de esta reducción a las cuatro semanas.
En esos momentos San Ivo de Chartres, San Bernardo y algunos otros doctores de los siglos XI y XII escribieron algunos sermones para el Adventu Domini. Dice San Bernardo, Enfrascaos en el sentido de este adviento. Y, sobre todo, fijaos quién es el que viene, de dónde viene y a dónde viene; para qué, cuándo y por dónde viene. Tal curiosidad es encomiable y sana. La Iglesia universal no celebraría con tanta devoción este Adviento si no contuviera algún gran misterio.
Sin embargo la disciplina enla Iglesia Occidentalse fue relajando en cuanto al ayuno para pasar a ser una simple abstinencia y, en algunos concilios, esta abstinencia se reservaba ya sólo para los clérigos o monjes (Concilio de Salisbury, 1281).
Enla Iglesia griega todavía se observa el ayuno pero más suave que el de cuaresma. Es la llamada Cuaresma de San Felipe.
En cuanto ala Liturgia, como es lógico, ha experimentado algunos cambios a lo largo de los Siglos. San Gregorio (590-604), parece ser que fue el primero que compuso este Oficio con cinco domingos. Pero a partir del S.IX y X los domingos habrían quedado reducidos a cuatro aunque hay algunas iglesias en Francia que hasta el S.XIII seguían con la costumbre de los cinco domingos. En la Iglesia ambrosiana y mozárabe son seis las semanas.
Fernando José Gallego, pbro.