En la homilía de este viernes en Santa Marta. No confundir una epilepsia con la posesión, pero la presencia del diablo está en la primera página de la Biblia
ROMA, 11 de octubre de 2013 (Zenit.org) – Siempre debemos vigilar contra el engaño del diablo. Es lo que dijo el papa Francisco en la misa de la mañana del viernes en la Casa Santa Marta. El pontífice señaló que no se puede seguir la victoria de Jesús sobre con el mal “en el medio”, y reiteró que no hay que confundir, relativizar la verdad en la lucha contra el demonio.
Jesús echa fuera demonios, y alguien empieza a dar explicaciones “para disminuir la fuerza del Señor”. El papa Francisco centró su homilía sobre el evangelio de hoy y recordó de inmediato que siempre existe la tentación de menospreciar la figura de Jesús como si fuera “en el mejor de los casos un curandero”, que no debe tomarse “muy en serio”. Una actitud, dijo, que “ha llegado a nuestros días”:
“Hay algunos sacerdotes que al leer este pasaje del evangelio, este y otros, dicen: ‘Pero, Jesús sanó a una persona de una enfermedad mental’. Es cierto que en aquel momento se podía confundir una epilepsia con la posesión demoníaca; ¡pero también es cierto que era el diablo! Y no tenemos derecho a hacer tan simple la cosa, como para decir: ‘Todos estos no eran endemoniados; eran enfermos mentales’. ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia y la Biblia termina con la presencia del diablo, con la victoria de Dios sobre el demonio”.
Para ello, advirtió, “no hay que ser ingenuos”. El papa observó que el Señor nos da algunos criterios para “discernir” la presencia del mal y seguir en el “camino cristiano cuando hay tentaciones”. Uno de los criterios es “no seguir la victoria de Jesús sobre el mal” solo “a medias”. “O estás conmigo –dice el Señor– o estás contra mí”.
Jesús, añadió, vino a destruir al diablo, “a darnos la liberación” de la “esclavitud del diablo sobre nosotros”. Y, advirtió, no se puede decir que exageramos. “En este punto, dijo, no hay matices. Hay una lucha, y una lucha en la que se juega la salud, la salud eterna, la salvación eterna” para todos nosotros. Luego está el criterio de la vigilancia. “Siempre debemos vigilar –dijo el papa–, vigilar contra el engaño, contra la seducción del mal”:
“Y podemos hacernos la pregunta: ‘Vigilo sobre mí, sobre mi corazón, sobre mis sentimientos y mis pensamientos? ¿Guardo el tesoro de la gracia? ¿Protejo la presencia del Espíritu Santo en mí? ¿O dejo todo así nomás y creo que está bien?’ Pero si no lo cuidas, viene uno que es más fuerte que tú. Pero cuando viene otro más fuerte y lo vence, le quita las armas en que confiaba, y reparte los despojos. ¡Hay que vigilar! Pero con tres criterios. No hay que confundir la verdad. Jesús lucha contra el diablo: el primer criterio. Segundo criterio: quien no está con Jesús, está en contra de Jesús. No hay actitudes en medio. Tercer criterio: la vigilancia en nuestro corazón, porque el diablo es astuto. ¡Nunca se aleja para siempre! Solo en el último día lo hará”.
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, recordó el papa, “vaga por lugares desiertos, buscando reposo, y no hallándolo, dice: ‘Volveré a mi casa de donde salí’ Y cuando la encuentra “barrida y adornada”, entonces va y “toma otros siete espíritus peores que él, que vienen y toman posesión de la morada”. Y, así, “el postrer estado de aquel hombre resulta peor que el primero”.
“La vigilancia…, porque la estrategia de él es aquella: ‘Te has convertido en un cristiano, ve adelante en tu fe, te dejo, te dejo tranquilo. Pero luego, cuando te acostumbras y no vigilas tanto y te sientes seguro, voy a estar de vuelta’. ¡El evangelio de hoy comienza con el demonio expulsado y termina con el demonio que vuelve! San Pedro lo dijo: “Es como un león feroz, que gira a nuestro alrededor”. Es así.
‘Pero, padre, ¡usted es un poco anticuado! Nos hace asustar con estas cosas…’. ¡No, yo no! ¡Es el Evangelio! Y no se trata de mentiras: ¡es la Palabra del Señor! Le pedimos al Señor la gracia de tomar en serio estas cosas. Él vino a luchar por nuestra salvación. ¡Él ha vencido al demonio! Por favor, ¡no hagamos tratos con el diablo! Él trata de volver a casa, a tomar posesión de nosotros… ¡No relativizar, sino vigilar! ¡Y siempre con Jesús!”.
Traducido y adaptado por José A. Varela del texto en italiano de Radio Vaticana