El pasado miércoles 26 de septiembre el Obispo auxiliar de la diócesis de Barcelona, Mons. Antoni Vadell, presidió una emotiva y solemne Eucaristía en la Parroquia de Santa Joaquina de Vedruna con la intención de visitar a las comunidades del Camino Neocatecumenal, una realidad eclesial presente en la parroquia prácticamente desde su nacimiento, hace ahora 45 años. También estuvieron presentes las dos comunidades nacidas en la Parroquia Santa Maria de Gracia de Barcelona y que han sido catequizadas por un equipo de Santa Joaquina.
Con esta visita el Obispo quiso conocer de primera mano el trabajo catequético y pastoral que esta iniciación cristiana para adultos, reconocida y aprobada definitivamente por la Santa Sede en 2008 como un ‘itinerario de formación de tipo catecumenal’ realiza con abundantes frutos en la parroquia y que se desarrolla en la vida de 18 comunidades donde viven la fe actualmente más de 800 personas.
Tras una Monición ambiental para iniciar la Eucaristía, celebrada por el Obispo y acompañado por el Párroco y dos sacerdotes diocesanos más que colaboran en la atención a las comunidades, el catequista laico Responsable del Camino en la parroquia, Juan Pablo Civil, pasó seguidamente a presentar las 18 comunidades que están en la parroquia, desde la más nueva, que comenzó el año pasado su andadura, hasta la más antigua, nacida hace más de 40 años. Con una media de 45 hermanos por comunidad (de los cuales el 40% son jóvenes entre los 15 y 30 años), el Obispo quedó sorprendido por la gran cantidad de frutos de conversión y de vocación que han surgido durante estos años en las comunidades, pues actualmente hay 19 familias con sus más de 100 hijos, y una decena de laicos célibes, que están en misión en numerosos países de todo el mundo, algunas desde hace casi 30 años, anunciando el Evangelio y ayudando a la Iglesia diocesana ya existente o fundándola en zonas donde no está presente: Ecuador, Canadá, Angola, Rusia, Inglaterra, Italia, Letonia, Lituania, Estonia, Finlandia, Dinamarca, Austria, Vietnam… Por otro lado en estos años se han ordenado 3 jóvenes presbíteros, dos de los cuales están en España, (concretamente en Castellón) y otro en Francia en misión, y están en el Seminario tres chicos preparándose para el sacerdocio. También dentro de estas comunidades 4 chicas han sentido la llamada a la vida consagrada y están en diversas órdenes religiosas, y han surgido numerosas vocaciones al matrimonio, muchos de los cuales con familias numerosas.
El Obispo, Mons. Vadell, en la Homilía que realizó de manera espontánea y con mucha fuerza y entusiasmo, se mostró muy contento por haber podido realizar esta visita y conocer, como pastor, a estas ovejas de Santa Joaquina. Repitió e insistió en varias ocasiones en la vinculación del Camino con la diócesis: ‘La Iglesia de Barcelona os quiere y os necesita’ remarcó, subrayando la importancia del anuncio del Kerygma, tal como se proclamó en el Evangelio del día, anunciando la Buena Noticia sin alforja ni sandalias, solo con la ayuda del Espíritu Santo, que es quien convence, quien testifica, quien da fuerza y mueve el corazón del que escucha. También relató con sencillez su experiencia sobre cómo fue llamado a ser Obispo siendo un sacerdote de pueblo, con los temores, sufrimientos pero también convencido de que es el Señor el que llama y el que sostiene, y mostró su entusiasmo un año después de haber llegado a la diócesis de Barcelona desde Mallorca y haber conocido ya gran parte de la realidad de la Iglesia en Barcelona. Por último nos animó a seguir trabajando por el Evangelio, con los jóvenes, en nuestros ambientes de trabajo, en la familia, a no desfallecer y a confiar siempre en el Señor, manteniendo siempre el vínculo fraterno en la propia comunidad, que nos sostiene y anima en medio de tantas dificultades, con la celebración de la Palabra y los sacramentos, subrayando que también los pastores, y los sacerdotes, necesitan ver una comunidad de hermanos donde se da el amor y la unidad para fortalecer su fe y su ministerio. Concluyendo pidió que rezáramos por él y su trabajo pastoral, por el Cardenal y toda la diócesis, aconsejándonos acudir siempre a la oración y a la intimidad con Jesucristo para ver dónde está la voluntad de Dios.
El Obispo quiso celebrar la Eucaristía siguiendo toda la praxis litúrgica del Camino aprobada por la Iglesia, con un tiempo de ecos después del Evangelio y antes de la Homilía, adelantando el rito de la paz antes del ofertorio, comulgando con pan ácimo y con las dos especies desde el sitio y, finalizada la liturgia propiamente y tras la bendición final, con el baile con los hermanos alrededor del altar con el canto del Dayenú, que expresa la fiesta y el gozo del misterio pascual. La visita finalizó con un ágape con los responsables y catequistas de las comunidades donde se pudo hablar tranquilamente y cambiar impresiones con el Obispo.