Francisco, en una parroquia, dice a sus neocatecumenales: «Me gusta que una persona esté en camino
17 marzo 2014 –
María Fernanda Bernasconi / Radio Vaticana
“A mí me gusta saber que una persona está en camino”, dijo el Papa Francisco a unos miembros del Camino Neocatecumenal, en el ámbito de su visita a la parroquia romana de Santa María de la Oración de Setteville en Guidonia, en el segundo domingo de Cuaresma.
El Obispo de Roma explicó que estar en camino significa que la persona no está detenida, sino en camino hacia un fin determinado, buscando algo, tal como sucedió a Abraham, a quien el Señor le dijo: “¡Ve, camina! ¡Ve adelante!”. “¿Hacia dónde?”. “¡Yo te lo diré!”.
“Y él no fue a la estación del tren, a comprar el billete para tal lugar… Comenzó a caminar: no sabía hacia dónde, ¡pero confió en el Señor! Ésta es una de las características del cristiano: estar en camino. Pero no sólo del cristiano, ¡de toda persona honesta! Porque una persona que no está en camino, tiene algo que le hace verse a sí mismo. Ir adelante y volver sobre sí: es una persona – digamos, con una palabra un poco difícil – autorreferencial: es siempre egoísta, no camina”.
El Papa les dijo que hay dos peligros y una trampa en el camino. El primer peligro es detenerse. El segundo es no ir por el camino justo. “¡Y éste es el pecado! Porque cuando pecamos nos equivocamos en el camino y tenemos necesidad de darnos cuenta y de pedir perdón al Señor”.
Mientras que la trampa es “no caminar, ¡sino hacer turismo! ¿Qué significa esto? – se preguntó el Papa –. “Son los que en lugar de caminar van por la vida, paseando, van y vienen… “
“En lugar de ser caminantes, son errantes. En español se dice “errante”, a los que pasean. ¿Cuál es su característica? Que no tienen dirección. Toma esto y lo lleva por aquí, toma esto y lleva por allá… ¡Ésta es la trampa! “¡Yo camino!”. “¡No! Tú no caminas: ¡tú giras!”. “¡Tú das vueltas!”. ¡Es otra cosa! Es otra cosa…
Y los invitó a pedir al Señor estar siempre en camino y que Él nos ayude “a no equivocarnos de camino y que nos defienda de la trampa que es lo peor: girar, andar sin caminar”.