A finales de junio tuvo lugar el envío de dos familias más de nuestra parroquia a la misión, en dos destinos -Luanda (Angola) y Manchester (Inglaterra)- adjudicados a sorteo en una convivencia internacional realizada en Italia en enero de este mismo año, con decenas de familias de todo el mundo ‘levantadas’, que terminó con una Audiencia Papal en Roma.
La celebración estuvo presidida por el párroco, P. Andreu, acompañado de una decena de presbíteros, entre ellos los también carmelitas P. José, P. Jordi, P. Conrado y Fray Carles, el párroco de Santa Maria de Gracia, P. Dasquens, y el de Nuestra Señora de los Ángeles, P. Méndez, que han abierto recientemente el Camino Neocatecumenal en sus respectivas parroquias, el P. Barceló, salesiano del Templo del Tibidabo y el P. Emiliano, dominico, que caminan con diversas comunidades de la parroquia y más de 500 fieles congregados para presenciar y orar por dos familias jóvenes que dejan casa, trabajo, familia y amistades para llevar el anuncio del Evangelio a lugares donde la Iglesia los necesita.
Con estas son ya una docena las familias de nuestra parroquia que están realizando actualmente una misión evangelizadora en diversas naciones, como Ecuador, Canadá, Finlandia, Inglaterra, Lituania o Rusia y algunas que estuvieron durante un tiempo en Japón, Chile o en las islas Scheychelles.
Fue el Papa Juan Pablo II el primero en pedir y enviar familias procedentes de las comunidades neocatecumenales de todo el mundo a la misión en 1988, dentro del proyecto de la nueva evangelización que se abría para la Iglesia, y con estas ya son cerca de mil las familias que están en más de 100 países de todo el mundo ayudando en las diócesis y parroquias que las han pedido o realizando incluso una verdadera ‘implantatio eclesiae’ en zonas donde nunca antes había llegado el anuncio del Evangelio.
A continuación destacamos varios extractos de la Homilía de Juan Pablo II durante el primer envío de familias en 1988 y de Benedicto XVI durante los últimos envíos celebrados en el Vaticano:
Juan Pablo II (Homilía durante la eucaristía celebrada en Porto San Giorgio por el envío de las familias para la “Nueva Evangelización”, 30 de diciembre de 1988):
– “La Iglesia, sobre todo en el Vaticano II, ha reconocido su carácter de familia y el su carácter misionero. Es una gran familia en misión […] Pero cuando vemos el misterio principal constituido por la Trinidad en misión, podemos ver una familia también en misión”
– “Vemos que también la Familia de Nazaret es una familia itinerante. Y lo ha padecido, ya desde los primeros días de vida del Divino Niño, del Verbo Encarnado. Ella tuvo que convertirse en familia itinerante, sí, itinerante y también refugiada. […] para vosotros ella es sobre todo una Familia itinerante porque va por todas partes: va a Egipto, vuelve a Nazaret, va Jerusalén con Jesús a la edad de doce años, siempre va como itinerante para llevar un testimonio de la misión de la familia, de la divina misión de una familia humana. Yo pienso que vosotros como familias itinerantes, neocatecumenales, hacéis lo mismo, siendo la finalidad de vuestra itinerancia llevar a cualquier parte, en los ámbitos más descristianizados el testimonio de la misión de la familia”.
– “Y así, llevando como itinerantes el testimonio que es propio de la familia, de la familia en misión, vosotros lleváis a cualquier parte el testimonio de la Trinidad Santa en misión. Y así hacéis crecer la Iglesia porque la Iglesia crece de estos dos misterios”.
Benedicto XVI (Discurso en el envío de 200 familias en misión, 12 de enero de 2006; Discurso a los miembros del Camino Neocatecumenal, Aula Pablo VI, 17 de enero de 2011):
– “Queridas familias, la fe que habéis recibido en don, sea esta luz encima del candelero, capaz de indicar a los hombres el camino hacia el Cielo”
– “Vosotros habéis pedido que este envío lo realizara el sucesor de Pedro, como ya sucedió con mi venerado predecesor Juan Pablo II, el 12 de diciembre de 1994, porque vuestra acción apostólica tiende a integrarse en el corazón de la Iglesia, en plena sintonía con sus directrices y en comunión con las Iglesias particulares en las que iréis a trabajar, valorando plenamente la riqueza de los carismas que el Señor ha suscitado a través de los iniciadores del Camino”.
– “Queridas familias, el crucifijo que recibiréis será vuestro inseparable compañero de camino, mientras proclamáis con vuestra acción misionera que solamente en Jesucristo, muerto y resucitado, hay salvación. De Él seréis testigos mansos y gozosos, recorriendo con sencillez y pobreza los caminos de todos los continentes, sostenidos por la incesante oración, atentos a la palabra de Dios y alimentados por la participación en la vida litúrgica de la Iglesias particulares a las que seréis enviados”.
– “son familias que parten sin grandes apoyos humanos, pero que cuentan, antes que nada, con el apoyo de la Providencia divina. Queridas familias, podéis testimoniar con vuestra historia que el Señor no abandona a quienes confían en Él. Seguid difundiendo el Evangelio de la vida. Allí donde os lleve vuestra misión dejaos iluminar por las consoladoras palabras de Jesús: «Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura» y sigue diciendo: «Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal» (Mateo 6, 33-34). En un mundo que busca la certeza humana y la seguridad, mostrad que Cristo es la roca segura sobre la cual se ha de construir el edificio de la propia existencia, y que la confianza puesta en Él nunca defrauda (…) Que la Sagrada Familia de Nazaret os proteja y sea vuestro modelo”.
Estas familias son una prolongación de la Comunidad, ojalá la comunidad se sienta partícife de esa misión.
Felicidades, es un tiempo maravilloso el que les espera, no exento de sufrimiento.