El Papa anima al Camino Neocatecumenal a evangelizar

El papa Francisco recibió el pasado 1 de febrero en audiencia a cerca 10.000 miembros del Camino Neocatecumenal, con motivo del envío de nuevas familias a la missio ad gentes, muchas de ellas en el continente asiático.

La audiencia celebrada en el aula Pablo VI, como ya hiciera Benedicto XVI, se convirtió en una celebración con la que el Papa envió a 100 familias a la “missio ad gentes” o “misión de los gentiles”,  un nuevo tipo de misión consistente en enviar familias de diversos lugares, con un presbítero, un seminaristas y algunos solteros  a varias partes del mundo para formar una pequeña comunidad, y anunciar el Evangelio en medio de zonas donde no está presente la Iglesia. En el encuentro, el primero que tiene el Papa con el Camino Neocatecumenal, destacó, “la alegría de la fe” y el “ardor de su testimonio”, y pidió a estas nuevas misiones propagar la fe respetando la cultura local y adaptándose a las condiciones de las iglesias locales para favorecer la comunión.

El Papa animó además a evangelizar sin miedo, con alegría, sabiendo que el Espíritu Santo ha precedido y preparado con anterioridad el terreno en cada nueva misión.

Francisco, que ya conocía el Camino cuando fue Arzobispo de Buenos Aires, mantuvo un encuentro privado el pasado  mes de septiembre cuando recibió a los iniciadores, Kiko Argüello, Carmen Hernández, y el padre Mario Pezzi, y mostró su afecto y gratitud por la labor que estaba desarrollando el Camino en tantas naciones del mundo.

 

Aquí el Discurso del Papa Francisco al Camino Neocatecumenal:

Queridos hermanos y hermanas:

Agradezco al Señor por la alegría de su fe y por el ardor de su testimonio cristiano, ¡gracias a Dios! Los saludo a todos cordialmente, para comenzar al equipo responsable internacional del Camino Neocatecumenal, junto a los sacerdotes, seminaristas y catequistas. Un saludo lleno de afecto para los niños, presentes aquí en gran número. Mi pensamiento va de modo especial a las familias que irán a diversas partes del mundo para anunciar y testimoniar el Evangelio.

¡La Iglesia les está agradecida por su generosidad! Gracias por todo lo que hacen en la Iglesia y en el mundo. Y precisamente en nombre de la Iglesia, nuestra Madre, la Santa Madre Iglesia jerárquica, como le gustaba decir a San Ignacio, me gustaría ofrecerles algunas recomendaciones sencillas.

La primera es la de tener el máximo cuidado para construir y conservar la comunión dentro de las Iglesias particulares en las que irán a operar. El Camino tiene su propio carisma, su propia dinámica, un don, que como todos los dones del Espíritu tiene una profunda dimensión eclesial. Eso significa ponerse a la escucha de la vida de las Iglesias, a las que sus responsables los envían, valorando sus riquezas, sufriendo por sus debilidades si fuera necesario y caminando juntos, como un único rebaño bajo la guía de los Pastores de las iglesias locales.

La comunión es esencial: a veces puede ser mejor renunciar a vivir en todos sus detalles aquello que su itinerario exigiría, para garantizar la unidad entre los fieles que forman la única comunidad eclesial, de la que siempre deben sentirse parte.

Otra indicación: adonde sea que vayan, les hará bien pensar que el Espíritu de Dios siempre llega antes que nosotros. Esto es importante: ¡El Señor siempre nos precede! Piensen en Felipe, cuando el Señor lo envía por aquel camino en el que encuentra un administrador sentado en su carruaje. El Espíritu llegó primero: él leía al profeta Isaías y no entendía, pero el corazón ardía. Así, cuando Felipe se le acerca, él está preparado para la catequesis y para el Bautismo.

¡El Espíritu siempre nos precede! ¡Dios siempre llega antes que nosotros! Incluso en los lugares más remotos, incluso en las culturas más distintas, Dios esparce por doquier la semilla de su Palabra. De ahí brota la necesidad de prestar especial atención al contexto cultural en el que ustedes como familias van a obrar: se trata de un ambiente que es a menudo muy diferente del que provienen.

Muchos de ustedes se tomarán el trabajo de aprender el idioma local, a veces difícil, y este esfuerzo es apreciable. Tanto más importante será su esfuerzo de ‘aprender’ las culturas que encontrarán, sabiendo reconocer la necesidad del Evangelio que está presente en todo lugar, pero también considerando la acción que el Espíritu Santo ha realizado en la vida y en la historia de cada pueblo.

Y, finalmente, los exhorto a cuidar con amor los unos de los otros, en particular a los más débiles. El Camino Neocatecumenal, en cuanto itinerario de descubrimiento del propio Bautismo, es un camino exigente y largo en el cual un hermano o hermana pueden encontrar dificultades imprevistas. En estos casos, el ejercicio de la paciencia y de misericordia por parte de la comunidad es un signo de madurez en la fe. La libertad de cada individuo no debe ser forzada, se debe respetar también la eventual opción de los que deciden buscar, fuera del Camino, otras formas de vida cristiana que los ayuden a crecer en su respuesta a la llamada del Señor

Queridas familias, queridos hermanos y hermanas, los aliento a llevar por doquier, incluso en los ambientes más descristianizados, en especial a las periferias existenciales, el Evangelio de Jesucristo. Evangelicen con amor, lleven a todos el amor de Dios. Digan a los que encuentren por los caminos de su misión que Dios ama al hombre tal como es, aun con sus limitaciones, con sus errores, con sus pecados. Y por eso ha enviado a su Hijo para que Él tomara nuestros pecados sobre sí. Sean mensajeros y testimonios de la infinita bondad del Padre y de su misericordia inagotable.

Los encomiendo a nuestra Madre María, para que inspire y sostenga siempre su apostolado. A la escuela de esta tierna Madre, sean misioneros celosos y alegres. ¡No pierdan la alegría! ¡Adelante!

S.S Francisco

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