Homilía del Cardenal Rylko al Camino Neocatecumenal

Homilía del Cardenal Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, al Camino Neocatecumenal, después de la audiencia con el Papa Francisco

Homilía del Cardenal Rylko dirigida a los Neocatecumenales reunidos en Porto San Giorgio el 16 de febrero del 2014, después del encuentro con el Papa Francisco.

EUCARISTIA

Un don que compromete…

l. El encuentro de los representantes del Camino Neocatecumenal con Papa Francisco en el Vaticano el 1 de febrero pasado ha sido un gran don para todos vosotros, un importante signo de con?anza por parte del Sucesor de Pedro. Y en esta Eucaristía – que concluye vuestra convivencia – queremos dar gracias al Señor. Volveréis a vuestras comunidades, extendidas ya por todo el mundo, mas fuertes, más convencidos de que en vuestra misión no estáis solos: la Iglesia está con vosotros, el Papa os acompaña con su bendición.

¡Un nuevo Papa, un nuevo inicio! ¡Un nuevo inicio también para el Camino! Ciertamente, no recomenzáis de cero, porque el Camino tiene ya a sus espaldas una larga y consolidada historia de generoso servicio a la misión de la Iglesia. Pero, al mismo tiempo, cada ponti?cado abre en la vida de la Iglesia un capítulo nuevo y trae siempre consigo novedades.

Con la elección de un nuevo Pontí?ce el Espíritu Santo parece decir a la Iglesia: “¡He aquí que hago algo nuevo: que ahora germina! ¿no os dais cuenta?” (Is 43,19). Esto signi?ca que estamos viviendo un kairós particular y todos debemos estar atentos a lo que dice el Espíritu Santo a la Iglesia hoy a través del Papa Francisco. De hecho, aunque no ha transcurrido mas que un año desde el inicio de su ponti?cado, todos sentimos en la Iglesia un nuevo soplo del Espíritu Santo que empuja a cada discípulo de Cristo a renovar el celo y el ardor misionero. La “mies evangélica”es enorme y se necesitan muchos operarios…

2. El Papa Francisco quiere una Iglesia “en camino”- como el mismo dice – una Iglesia “en salida” hacia las periferias existenciales y geográ?cas de nuestro mundo. En otras palabras, desea una Iglesia animada por una profunda inquietud y ardor misionero. La Iglesia, o sea cada uno y cada una de nosotros… ¡El Papa Francisco pre?ere una “Iglesia accidentada” a una Iglesia inmóvil, replegada sobre sí misma, autorreferencial! ¡Una Iglesia “en camino”, por tanto! Y vosotros, hermanos y hermanas, entendéis muy bien el signi?cado de esta palabra, porque sois un Camino… Una de las referencias esenciales de un buen neocatecúmeno es precisamente esta: ¿camina o no camina?

El Papa Francisco nos invita, además, a contemplar las periferias existenciales y geográ?cas de nuestro mundo, nos invita a ir al encuentro de tantos desiertos espirituales de hoy, en particular en nuestra viaja Europa, pero no solo. Y también este es un asunto muy cercano a vosotros. El Camino Neocatecumenal ha nacido -precisamente – en Palomeras Altas, o sea en las periferias de Madrid, hace más de cuarenta años. ¡Por tanto ha nacido en las periferias y es necesario que conserve esta característica, que continúe siendo particularmente cercano a los alejados, a los heridos, a los marginalizados, a los que son rechazados por la sociedad, pero no son rechazados por Dios! En otras palabras, ¡es fundamental que el Camino conserve viva la memoria de los orígenes! El Papa Francisco reitera que solo desde las periferias se conoce verdaderamente la realidad. Pienso que es esta la gran riqueza del Camino Neocatecumenal: su presencia en las periferias, la cercanía a las periferias, así como el afán de convertirse en la voz de las periferias en la Iglesia. ¡Y la Iglesia lo necesita mucho!

Pero hay todavía otro aspecto de esta nueva etapa misionera de la Iglesia que el Papa Francisco quiere relanzar: la alegría. Cuántas veces el Santo Padre nos ha dicho en este primer ano de ponti?cado que un cristiano no puede ser triste, porque vive en Cristo Resucitado que es fuente de alegría y de consolación, que es paracletos, consolador, abogado, y esto genera una gran alegría en el corazón. En la Evangelii Gaudium, el Papa Francisco explica – con cierto humor- que sucede frecuentemente que los cristianos nos presentamos al mundo con “cara de funeral” (cfr. n. 10), pero la gente tiene derecho de recibir la Buena Noticia por parte de “ministros del Evangelio cuya vida irradie fervor, que hayan recibido ellos primero la alegría de Cristo” (ibidem). El famoso ?lósofo alemán Friedrich Nietzsche (¡ateo!) reprochaba sarcásticamente a los cristianos que tenían una cara triste, una cara de personas no redimidas…

¡Qué bien que el Camino engendre cristianos con cara alegre! ¡Esto es una gran contribución que ofrecéis en la Iglesia! El Papa Francisco nos pide a todos: “No os dejéis robar la alegría de evangelizar!”. La misión evangelizadora es fuente de alegría permanente del espíritu. Un misionero triste no convence a nadie… ¡Como no recordar en este momento el testimonio alegre de las familias del Camino a las que el Papa Francisco ha enviado en misión ad gentes! ¡Qué alegría brillaba en las caras de las mamás, de los papás, de los hijos! El Santo Padre estaba visiblemente conmovido por este testimonio de alegría. Familias que partían para Países lejanos y desconocidos, sin saber lo que se encontrarán, y sin embargo, a pesar de las incógnitas, partían con alegría. En esta Eucaristía encomendamos al Señor a todas aquellas familias y rezamos para que “la dulce y reconfortante alegría de evangelizar” (ibidem) no les abandone nunca y no se apague nunca en su vida.

3. Queridos amigos, este es en síntesis el proyecto de esta nueva etapa misionera que el Papa Francisco quiere lanzar hoy en la Iglesia. Lo ha descrito con gran cuidado y precisión en su Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, que os exhorto a tomar como brújula segura para vuestra misión, como un vademecum de todo misionero y de toda familia en misión.

¡Pero vosotros habéis recibido también del Santo Padre otro don, un don pensado solo para el Camino! Se trata de las palabras que os ha dirigido el 1 de febrero pasado. ¡Por favor, no hagáis caso de los rumores y comentarios engañosos que empiezan a circular! ¡Prestad en cambio oídos dóciles e agradecidos al Santo Padre y haced un tesoro de sus palabras!

El Papa Francisco os ha encomendado con paternal solicitud: ¡sed servidores y constructores de la comunión en la Iglesia! ¿Qué puede ser mejor que esto? Ser constructores de comunión en las diócesis, en las parroquias, en vuestras comunidades, constructores de comunión valientes e incansables… ¡El Concilio Vaticano II nos ha recordado que la Iglesia es misterio de comunión misionera! ¡Comunión y misión van siempre juntas y son inseparables!

El Papa os ha dicho también: ¡no olvidéis que el Espíritu Santo siempre os precede! ¡Esto es un signo de alegría y esperanza! ¡Cuando vais por los caminos, de casa en casa, cuando partís para Países lejanos (ad gentes) en Asia, en frica, en América, no estáis nunca solos! El Espíritu Santo, que obra siempre, prepara el terreno para que podáis sembrarla palabra de salvación…

Y ?nalmente el Papa os ha dicho: sed siempre servidores de misericordia en relación con los hermanos y hermanas heridos profundamente por el pecado, por los acontecimientos dolorosos de la vida. No condenéis a nadie, sino sabed entrar en la paciencia de Dios que no se cansa nunca de perdonar, que no se cansa nunca de esperar hasta la recolección… ¡La lógica de Dios es bien diferente de la nuestra que queremos siempre todo y rápido!

En estos días de convivencia en Porto San Giorgio, habéis pasado revista a la vida del Camino en todos los continentes: ¡cuántas comunidades, cuántos seminarios Redemptoris Mater, cuántos milagros de la gracia! ¡Cuántos desafíos, pero también cuántas consolaciones!¡Verdaderamente es para dar gracias al Señor por todos estos dones!¡Cómo no exclamar con estupor y gratitud con las palabras del Sirácida de la primera lectura del domingo de hoy: “Qué grande es la sabiduría del Señor, fuerte es su poder, todo lo ve. Sus ojos están sobre los que le temen, él conoce todas las obras del hombre.” (Sir 15,18-19). La historia del Camino demuestra de tantas formas, queridos hermanos y hermanas, que Dios es ?el. Dios nunca decepciona. Por eso continuad, caminad así, con parresia y con alegría.

Card. Stanislaw Rylko

Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos

 

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