Inauguración del nuevo curso parroquial 2011-2012

Introducción ala Eucaristía de acción de gracias (2 de octubre de 2011)

 Los dos últimos domingos Jesús  nos ha hablado de la viña de Dios, y nos invitaba a trabajar en ella. Hoy volverá a utilizar esta misma imagen: una viña bien cuidada, muy querida de Dios, que espera que dé fruto…  pero en la que resulta que a veces los trabajadores no hacen todo lo que deberían.

Resulta que la viña, hermanas-hermanos, es nuestra Parroquia y nosotros, feligreses de la misma, somos los trabajadores que cuidamos de ella. Por tanto sería bueno, en este principio del nuevo curso que analizáramos el rendimiento que se obtuvo en la última vendimia y con los mejores deseos y esperanzas empecemos ésta nueva.

En nuestra viña parroquial hay muchos sectores con cepas de distinta calidad y cada uno de nosotros forma parte de un sector distinto; el viñatero es Dios y espera poder saborear los mejores gustos de cada sector.   Depende de nuestro esfuerzo el que cosechemos buen vino para la mesa del Señor y sin perder de vista que  en cualquier momento, él, nos puede pedir cuenta de nuestro trabajo.

Pero pongamos ahora algunos ejemplos a examinar y tener en cuenta: en cuanto a la Catequesis infantil,  ¿se cuidan las tiernas cepas para que en el futuro den buena uva?  El sector de Cáritas, ¿produce vino de buen paladar?   Y el vino del sector de los ancianos y enfermos, ¿es transparente y de buen olor?   Y la plantación del esplai, sus jóvenes cepas agarran con fuerza y brío?  Otros sectores parroquiales podríamos poner en consideración, más que cada uno analice el suyo propio.

El Señor nos ha plantado en éste campo de Pastoral de una manera libre y espontánea, pero ahora nos toca a nosotros el hacer un buen trabajo para presentarle un vino bueno, nuevo y joven. ¿Hay en nosotros esta responsabilidad? No seamos, hermanos, trabajadores necios o indolentes, o de aquellos que hace lo mínimo y aún mal hecho.

Ahora hermanos, amigos, es el momento: de nuevo ha empezado el tiempo para cosechar la nueva vendimia y Dios, amo de la viña, nos ha llamado como jornaleros en esta viña de Santa Joaquina de Vedruna, pequeña en dimensiones pero rica y grande en proyectos de evangelización.

A Él le hemos de agradecerle que nos haya llamado de una manera muy personal por que nos ama y  quiere darnos -no un salario ínfimo o mediocre- sino el ciento por uno en esta vida y la participación para siempre en el banquete de su Reino de gloria y bienestar.

Así lo deseamos para todos.

P. Andreu, Rector

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