Palabras del Papa Francisco en la misa de la fiesta del Bautismo del Señor, en la Capilla Sixtina y donde bautizó a 32 niños.
12 de enero de 2104
Jesús no tenía necesidad de ser bautizado, pero los primeros teólogos dicen que con su cuerpo, con su divinidad, con su bautismo bendijo todas las aguas para que las aguas tuvieran este poder de dar el bautismo. Después, antes de subir al cielo, Jesús nos ha dicho de ir por todo el mundo a bautizar.
Desde aquel día hasta el día de hoy esto ha sido una cadena ininterrumpida: se bautizan a los hijos, y a los hijos, después a los hijos y a los hijos…Y hoy también esta cadena continúa. Estos niños son el anillo de una cadena. Ustedes traen a estos chicos para el bautizo, después de unos años, ellos traerán un hijo, o un sobrino… a bautizar y esta es la cadena de la fe.
¿Qué quiere decir esto? Yo quisiera solamente decirles esto: ustedes son trasmisores de la fe, tienen el deber de trasmitir esta fe a estos niños. Es la mejor herencia que les dejarán a ellos:¡la fe! Sólo esto. Hoy lleven a casa este pensamiento.
Nosotros debemos ser trasmisores de la fe, piensen esto, piensen siempre como trasmitir la fe a los niños. Hoy canta el coro, pero el coro más bonito es este de los niños, que hacen ruido…
Algunos llorarán, porque no están cómodos o porque tiene hambre: si tienen hambre mamás denles de comer. ¡Tranquilas eh! Porque aquí son ellos ‘lo principal’.Y ahora con esa conciencia de ser sus trasmisores de la fe, continuamos la celebración del bautismo.