San Alberto de Jerusalén, padre legislador de la orden

“Alberto” significa;  Aquel de nobleza brillante. Viene de la lengua alemana.

 

“Alberto, sol refulgente,

pastor y legislador,

tus hijos hoy te celebran,

escucha su invocación.

De la paz y la concordia,

Imensajero sembrador,

eres faro que nos das

en fe y costumbres fulgor.

Patrias fronteras rebosa

de tu virtud el olor;

y llena Jerusalén

tu dignidad y tu honor.

Resplandeciendo en la Iglesia

santo y prudente rector,

en santa Regla al Carmelo

guías por sendas de amor.

Haz que en nosotros aumenten

caridad, gracia, oración;

y contigo a Dios rindamos sempiterna adoración”.

 

 

¿Quién fue y porqué su importancia para los Carmelitas?

No es carmelita en sentido estricto, pero la Orden del Carmen lo celebra con toda propiedad como a hijo querido por haber sido su Legislador.

Nació en Castel Gualtien, diócesis de Reggio Emilia (Italia), a mediados del siglo XII de la familia Avogadro o de los condes Sabbioneta.

En 1180 fue elegido Prior de los Canónigos Regulares de Santa Cruz de Mortara (Pavía). En 1184 es elegido obispo de Bobbio y al año siguiente de Vercelli, diócesis que gobernó por espacio de veinte años.

Durante este tiempo desempeñó, con gran acierto, delicadas misiones nacionales e internacionales, encargado por papas y emperadores. Todos acudían a él, sabedores de su prudencia, firmeza e independencia.

Fue lo que suele llamarse “experto árbitro” de los más intrincados litigios que tenían relación con la Iglesia.

Dadas sus cualidades y mirando el bien de la Iglesia universal, el papa Inocencio III lo nombró Patriarca de Jerusalén , aunque le dolió perder este sujeto, del que dijo en 17.2.1205:”… aunque nos eres muy necesario en la región de Lombardía, pues confiamos plenamente en ti para que nos representes incluso en los más dificiles asuntos”…

El 16.6.1205 anunciaba este mismo papa a los prelados de Tierra Santa que les enviaba a Alberto, “varón probado, discreto y prudente como legado suyo para la provincia eclesiástica de Jerusalén”.

Llegó a Palestina a principios de 1206 y fijó su residencia en Accón (San Juan de Acre) porque Jerusalén estaba ocupada por los sarracenos.

Sus extraordinarias cualidades de experto mediador también las ejercitó con fruto durante los nueve años que duró su patriarcado.

 

ENCUENTRO CON LOS PRIMEROS CARMELITAS

Para nosotros – los carmelitas – su obra más benemérita fue la entrega de la Regla o Norma de vida que lleva su nombre y que aún hoy observa el Carmelo en todas sus múltiples Ramas.

Los carmelitas ya vivían de esa manera la vida religiosa en el MONTE CARMELO, pero, deseaban tener una formalidad en cuestión de legalidades, así  que deciden acudir al Santo Patriarca para expresarle éste deseo, San Alberto les pregunta ¿Cómo viven? y ellos le describen lo que viven cada día, así, Alberto les ordena esas normas ya vividas y las enriquece con textos del Evangelio, dándoles una consistente “REGLA DE VIDA” que tiene esta división;

  • Desarrollar la dimensión contemplativa del ser humano abriéndose al diálogo con Dios
  • Tratarse como hermanos con caridad plena
  • Meditar día y noche la Palabra del Señor
  • Orar juntos o solos muchas veces al día
  • Celebrar cada día la eucaristía
  • Trabajar con las propias manos, como el apóstol Pablo
  • Purificarse de toda mancha de pecado
  • Vivir pobremente, poniendo en común los pocos bienes
  • Amar la Iglesia y a todas las gentes
  • Conformar la propia voluntad con la de Dios buscada en la fe con diálogo y discernimiento.

El 14.9.1214, en Accón, mientras participaba San Alberto en una procesión, fue asesinado a puñaladas por el Maestro del Hospital del Espíritu Santo, al cual había reprendido y depuesto de su cargo a causa de su mala vida.

Su recuerdo, que comenzó a celebrarse en la Orden en 1504, celebramos ahora el 17 de septiembre con la categoría de fiesta.

Para mi el numeral XIV  de la Regla es el que más me gusta meditar, creo que encierra toda la esencia del carmelita, que decide vivir para DIOS en medio de sus hermanos, esta regla sigue siendo el modo de vivir de los carmelitas, en todas sus ramas y que ha hecho santos a tantos hombres y mujeres, que observándola, la han encontrado como una escalera al cielo.

Porque la vida terrena del hombres es tiempo de tentación  y todos los que quieren llevar una vida fiel a Cristo se ven sujetos a persecución, y como además el diablo vuestro adversario anda como león rugiente alrededor de vosotros, buscando a quien devorar, procurad con toda diligencia revestiros con la armadura de Dios, para que podáis resistir a las asechanzas del enemigo.

Ceñid vuestros lomos con el cíngulo de la castidad; fortaleced vuestros pechos con pensamientos santos, pues está escrito: el pensamiento santo te guardará. Revestíos la coraza de la justicia, de manera que améis al Señor vuestro Dios con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas, y a vuestro prójimo como a vosotros mismos.

Embrazad en todo momento el escudo de la fe y con él podréis apagar los encendidos dardos del maligno; pues sin fe es imposible agradar a Dios. Cubríos la cabeza con el yelmo de la salvación, de manera que sólo la esperéis del Salvador, que es quien salvará a su pueblo de sus pecados.

Finalmente, la espada del Espíritu, es decir, la palabra de Dios, habite en toda su riqueza en vuestra boca y en vuestros corazones. Y lo que debáis hacer, hacedlo conforme a la Palabra del Señor.

Número XIV de la Regla  de la Orden de los hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.

Esta es la centralidad de lo que vivimos los que en el CARMELO nos realizamos, Frailes, Monjas,terciarios, Seglares, en todo tiempo y en todo lugar esta regla es signo de unión y sobre todo, IDENTIDAD COMO CARMELITA, así que los que participamos de la Orden, tenemos que identificarnos con esta familia de VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO.

Y lo que deja a libertad de cada persona es la despedida del Patriarca que dice así;

Estas breves indicaciones os las hemos escrito con el fin de establecer para vosotros la fórmula de vida, según la cual habréis de conduciros. Si alguno está dispuesto a dar más, el Señor mismo, cuando vuelva, se lo recompensará. Hágase uso, sin embargo, del discernimiento, que es el que modera las virtudes.

                           (Número XXV Regla Carmelita )

¡¡FELIZ Y SANTO DÍA CARMELITA DE SAN ALBERTO DE JERUSALÉN!!

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